FORMAS MUSICALES 1.- GENERALIDADES RESPECTO DE LA FORMA

  1. ¿Qué es la Forma?
  2. El papel de la inspiración y el equilibrio en la Forma
  3. Flexibilidad y variedad dentro de los principios formales
  4. Clasificar los tipos formales de forma concreta
  5. Evolución y renovación de los tipos formales
  6. La Forma a través de los periodos preclásico, clásico y posclásico
  7. Los géneros musicales y la Forma

1. ¿Qué es la Forma?

Una composición musical no es más que un conjunto organizado de ideas musicales. Y es a esa organización a lo que se llama “Forma”.

Esa forma o estructura es el compositor quien la elige: lo mismo puede crear una nueva, nunca antes utilizada, que adoptar una consagrada y utilizada con asiduidad.

2. El papel de la inspiración y el equilibrio en la Forma

No es suficiente con la inspiración a la hora de crear una idea musical; es necesario que esa inspiración se refleje también en la manera en que se trata esa idea. Si uno de los principales enemigos de un compositor es la carencia de ideas, no es menor el peligro que se corre cuando existe una superabundancia de las mismas. A veces, por querer transmitir demasiadas cosas, se puede caer en el error de no expresar ninguna con claridad. Es importante saber elegir las ideas, encontrar la manera de centrar la atención en las relevantes y desechar las irrelevantes, las cuales, sin embargo, pueden ser excelentes para ser utilizadas en otros contextos.

3. Flexibilidad y variedad dentro de los principios formales

En cualquier composición, existen determinados parámetros fundamentales sin los cuales dicha composición dejaría de ser ella misma; pero también existen otros parámetros que no lo son y que, por lo tanto, pueden variar sin que la composición sufra ningún tipo de detrimento en su calidad.

4. Clasificar los tipos formales de forma concreta

Algunos tipos representativos de una determinada Forma, consiguieron de tal modo en el transcurso del tiempo el favor de los compositores, que no solo lograron imponerse y perdurar, si no que acabaron convirtiéndose en prototipos. Son esos prototipos a los que se refiere la expresión “tipos clasificados”. Estos “tipos clasificados” son pocos, pero en contrapartida existen con una infinita cantidad de variantes. Estas variantes es habitual que no conserven ni su título, ni su denominación, pero si sus principios básicos, sus huellas originales.

5. Evolución y renovación de los tipos formales

Cada tipo formal tiene su historia, y ésta no puede darse nunca por definitivamente cerrada. Los compositores retoman una y otra vez las formas antiguas o en desuso, con el afán de darles nuevas apariencias. Es preciso, además, tener en cuenta el particular periodo de gestación de cada tipo formal, así como también se ha de observar con detenimiento en qué momento vio la luz o su evolución y crecimiento. Algunos tipos formales no soportaron el paso del tiempo y han desaparecido sin dejar rastro; también los ha habido que fructificaron y dieron savia a otros, y los hay que perviven hoy en día, con mayor o menor influencia.

Esto significa que no existe ningún tipo formal que haya permanecido invariable a través de la historia. Por lo tanto, no se debe esperar que una Sonata tal y como la entendemos hoy en día, por poner un ejemplo común, se ajuste a los moldes de las Sonatas primitivas, es más, ni siquiera a las beethovenianas. La renovación es la clave en la que se ha de basar cualquier tipo formal si desea perdurar en el tiempo, ya que de lo contrario estará abocado al desuso y el olvido.

6. La Forma a través de los periodos preclásico, clásico y posclásico

Los grandes tipos formales que han llegado a nosotros, sobreviviendo el paso del tiempo, tuvieron su período de florecimiento en la época que va desde Juan Sebastian Bach a Beethoven. El género de la “música pura”, preferentemente cultivado por los compositores clásicos, supuso una gran oportunidad de perfeccionamiento en la arquitectura de las obras, consiguiendo cotas de perfección difícilmente superables.

En la época inmediatamente anterior, el “cantus firmus” y el texto musicado, ya fuera religioso o profano, constituyeron la principal guía constructiva de los compositores, aun cuando también floreciese por aquella época el “estilo imitativo”.

En el periodo posclásico, el romanticismo apenas enriqueció el contenido en este aspecto. En cuanto a la música moderna, ha supuesto el abandono del formalismo clásico, ya sea adentrándose en el “aformalismo”, ya sea procurando darle nuevos cauces, con el afán de hallar formas inéditas para las obras.

7. Los géneros musicales y la Forma

La mayoría de los tipos formales están vinculados a un género musical específico, aunque hay algunos que lo están a más de uno. Es por eso que resulta necesario comprender los términos corrientes que se refieren a aquellos, antes de comenzar con el estudio de los tipos formales clasificados.

Existen denominaciones consagradas por el uso habitual y continuado a través del tiempo que tienden a establecer una especie de división en dos grupos de significación opuesta. Por ejemplo: música pura y música dramática; música religiosa y música profana; música vocal y música instrumental; música de cámara y música de concierto, etc.

Con el concepto de música pura se define a aquella música que no pretende expresar nada extramusical, es solo música; por música dramática, la que va unida a la palabra, ya sea cantada o no, y que debido a esa unión, queda subordinada a ella. Descendientes del género dramático son los géneros inspirados en la palabra, aunque carezcan de texto a cantar o recitar, como por ejemplo el género programático, que recibe su nombre por estar su música sujeta o condicionada por el desarrollo de un programa argumental; el descriptivo, que aspira a transmitir la sensación de cosas concretas, materiales o inmateriales, y el impresionista, cuya aspiración es la de crear o evocar ambientes, situaciones, etc. No podemos caer en el error de intentar señalar límites absolutos a estas expresiones, como por ejemplo donde empieza o termina cada una, cuáles son sus diferencias estructurales, etc. No debemos perder de vista que todas estas clasificaciones a menudo se deben más a nuestra necesidad de etiquetar y clasificar las cosas, que a las propias características técnicas compositivas de una obra determinada.

Sin olvidar lo anteriormente dicho, los términos religioso y profano resultan en sí lo bastante categóricos como para necesitar una explicación más extensa. Pero debemos aclarar, sin embargo, que también se emplean frecuentemente los términos litúrgico y sacro para referirse a las composiciones del género religioso que se suelen utilizar en las ceremonias de los cultos eclesiásticos.

Cuando utilizamos los términos vocal e instrumental, nos estamos refiriendo en realidad al tipo de intérprete o ejecutante, y de la mezcla de ambos géneros, nace el género mixto vocal-instrumental, en el que la voz suele actuar de protagonista, o en un mismo plano de importancia con el instrumento u orquesta acompañante. Cuando la música vocal se crea para un grupo o masa de voces, se da origen a la formación del coro, y si esa música es exclusivamente vocal, sin ningún tipo de acompañamiento instrumental, desde muy antiguo se le suele denominar a cappella. Por su parte, la música instrumental puede ser para un instrumento solo, para uno o varios solistas con acompañamiento o para un conjunto instrumental, en el que no haya ningún instrumento que destaque por encima del conjunto. A este último tipo de agrupación, se le suele denominar corrientemente como orquesta.

En cuanto al género de cámara, si bien en un principio se entendió que este término hacía referencia a la música destinada a salas de reducidas proporciones, y por lo tanto, escrita para ser interpretada por pocos ejecutantes, con la evolución y perfeccionamiento de las capacidades técnicas de los intérpretes, tanto en su vertiente vocal como instrumental, se suelen encuadrar el tipo de obras destinadas principalmente a exaltar las capacidades técnicas del intérprete, dentro del género denominado comúnmente como virtuosismo, un género a parte y diferenciado del género de cámara, aunque dichas obras estén escritas para ser interpretadas por pocos ejecutantes. Por género de concierto entendemos aquel que responde a esta misma concepción virtuosística o de ensalzamiento de las capacidades técnicas y que necesita de grupos numerosos de intérpretes. Es importante recordar que estas definiciones hacen referencia a géneros exclusivamente musicales, que no tienen en cuenta matiz o referencia alguna a aspectos teatrales.

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